miércoles, 29 de enero de 2014

Escuelita Zapatista: Experiencia muy otra

Por: David Álvarez Vázquez 



“Las palabras que ahora escribo y digo van dirigidas a todas esas personas que, sin formar filas en el EZLN, comparten, viven y luchan con nosotros una idea: la construcción de un mundo donde quepan todos los mundos”, declaró el Sub Marcos un 10 de noviembre de 2003, fragmento del mensaje enviado al arranque de campaña del “EZLN: 20 y 10, el Fuego y la Palabra”; 10 años después, en el 30 y 20, estas palabras trascendieron las murallas del tiempo y reafirmaron en cada vocablo la integración de estos mundos, cada uno formado en su propia particularidad y pese o con ello, la convivencia con 2,500 personas de distintas partes de estos mundos fluyeron en un espacio geográfico al sureste mexicano, mismo que en diciembre del 2013, llevó a cabo la segunda vuelta de la Escuelita Zapatista, a la cual tuve el honor de ser invitado.

Las palabras, dicen, sobran para explicar momentos que deslumbran los sentidos y pese a lo trillado que esto sea, al momento de vivirlo cobra significado. Si bien, mi sorpresa al recibir un correo con la invitación fue de emotividad, el realizar un viaje de 17 horas (2hrs al D.F. y 15 días a San Cristóbal) rumbo al lugar que añoré desde adolescente, fue impresionante, con el alcance que estas palabras puedan tener.

La neblina y la lluvia nos recibió en el Caracol 2 “Oventic” en la región de los Altos Chiapas; el recibimiento de las, los compas zapatistas entre la multitud de personas de todas partes del mundo y aquellos que, con pasamontañas, nos miraban postrados en sus lugares, gritando consignas de esas que cimbran los oídos y “enchinan” la piel, hacían que pareciera un sueño, de esos que uno tuvo en la adolescencia al oír por la televisión a aquellas y aquellos que levantaron la voz en el año del 94.

Caminé los caminos de ellos durante algunos días, esos caminos de dignidad y resistencia, y la vibración de las huellas de cada persona se sintieron siempre latentes en mi mente. Si tengo qué describir la experiencia en simples palabras, no recurría a ninguna, pues las palabras, a veces, no dan para más y la simpleza suena tan absurda que es mejor quedarse callado, que el silencio dice más. Sin embargo, para fines de este escrito, tendré que limitarme a los signos para intentar evocar una experiencia que fue una oportunidad para aprender y enamorarse de esos bellos paisajes y esos bellos murales coloridos que alimentan la esperanza de que otro mundo es posible; ya no es la pobreza romántica que ensalza a ese otro para endulzarle la vida, sino la concreción de una utopía, esa que deriva de las fuerzas sociales y que se edifica poco a poco.

Desde el momento en que uno pisa ese suelo y siente la lluvia todo es diferente; el sentimiento con mi guardián, votán, que a uno le acompaña durante el tiempo de estancia se siente cuando llega la despedida, no sin antes tomarnos una foto del recuerdo, darnos un apretón de manos y un fuerte abrazo, sintiendo las lágrimas casi salir; lo mismo con la familia con la que a uno le toca quedarse, recuerdos con juegos de canicas con los niños, comiendo frijoles y arroz mientras cerca de una fogata nos calentamos en familia, porque es preciso decirlo, me convertí en parte de una familia. El trabajo, las caminatas y las cortas pero grandiosas pláticas, debido a las limitantes del lenguaje, quedan tatuadas en el recuerdo; así los gestos y las risas rebasan fronteras, como si de una comunicación universal se tratara. Los bailes se hicieron presentes los últimos días en los que a uno le toca decir "adiós"; al final, los abrazos de despedida no se dejan esperar, la familia parte, uno parte, y el sentimiento es tan profundo (pese a las consideraciones del tiempo) que parece imposible no expresar alguna sensación, porque por dentro se sabe que será muy difícil volvernos a ver. De agradecimientos se llena uno la boca y llega el momento en el que se alejan durante la noche, mientras parado, lo ves partir.

La Escuelita Zapatista rompe con los esquemas de “escuela” al no haber salones ni profesores dando teoría, mucho menos uniformes; uno aprende conceptos como “autonomía” o “resistencia” a través del trabajo y la construcción de ello, y ellos son quienes lo trabajan y lo construyen. Se aprende su organización y su caminar diario, las formas en las que se edifica un mundo nuevo y por qué no decirlo, de sus errores, de los que ellos mismo han ido aprendiendo. Si me preguntan el cómo trasciende esto, es que cada uno de nosotros las, los estudiantes lleven la flor de la autonomía, de la lucha; es aprender para después trabajar y construir, cada uno en su mundo con la posibilidad real de llegar a ser y no sólo de imaginar siendo; cada persona, cada espacio se lleva a sus rincones algo de esperanza y esa, es la razón por la que uno se forja, por que se cree, no en el dogma utópico ese que enceguece, sino en el que se construye pese a los fracasos por que se sabe, es peor su aniquilamiento. "¿Entonces para qué sirve la utopía? Para eso sirve, para caminar", escribirá Eduardo Galeano.

Chiapas se lleva un cacho de corazón mío que espera pronto volver, la otra parte se viene conmigo, con la añoranza por aquellas tierras neblinosas y ahora lejanas, y que de algún modo, lo aprendido, me lleve a acciones de libertad y dignidad, palabras que no se aprenden en las aulas académicas, sino entre el suelo enlodado y los pies descalzos; cargando la leña, tomando pozol o durmiendo en las frías noches en las que se envolvía la comunidad: Naranjatik el Alto, que resiste y se dignifica con su gente día con día, allá en el Municipio Autónomo de San Pedro Pohló.




domingo, 26 de enero de 2014

Nahuatlahtolli

Por: David Álvarez Vázquez


El uso de la lengua materna es una práctica que el tiempo ha venido acotando debido a ciertos procesos históricos de diversas  variables que, en parte, derivan de un desarrollo de colonización que universaliza una cosmovisión occidentalizada a partir de distintas formas de endoculturación, es decir, en este caso, el control que la Corona española, a través del evangelismo, tuvo por medio de la educación como método de dominación y transmisión de una generación a otra. En este proceso, el de la espada y la cruz, el territorio llamado Anahuac conservó tradiciones y costumbres que resistieron (resisten) a esta transculturación que permite observar, entre una infinidad cultural, la diversidad lingüística, que en términos bíblicos, rompe con el pensamiento de las 72 lenguas que se esparcieron en Babel. Este desarrollo permite que, de dos maneras, se planeen ciertos métodos para intentar propagar la lengua de dominación (castellano): aprendiendo la lengua materna y posteriormente instruirlos en la que se habrá de imponer, situación que los evangelistas franciscanos manejaron con especial atención.

La lengua náhuatl o nahuatlahtolli, hablada por los integrantes de Mesoamérica, expandida con la cultura tolteca y posteriormente por los mexicas a través de procesos de conquista, tiene actualmente alrededor de 1.5 millones de hablantes en el territorio mexicano, siendo la lengua con mayor número de personas después del castellano y que se ha tomado como pináculo lingüístico con mayor popularidad. De este modo, el uso de la lengua náhuatl como una generalidad obtuvo un cierto reconocimiento en el periodo de la colonia, siendo la primera que aprendieron a hablar los españoles, que desactiva la atención en el resto de las demás lenguas que hasta la actualidad parecen no existir en el imaginario social.

Si bien, el abarcar la multiculturalidad en el lenguaje es una tarea ardua, que muchos lingüistas y antropólogos se han dado a la tarea de profundizar, el náhuatl será el tema a analizar como una forma de recuperación cultural que nos permita entender ciertas características generales de la misma, y no es que las demás no sean importantes en sí, sino a la limitante que este autor tiene sobre ellas y al pequeño, pero valioso proceso de aprendizaje en el conocimiento de esta lengua en particular.

En la actualidad, y también anteriormente a la conquista, existen (ron) distintas variantes lingüísticas dentro de una misma lengua hablada, dependiendo de la región a la que pertenezca su variabilidad fonética y gramatical, en su sintaxis y morfología, se diversifica dentro de una misma matriz; algo que el lingüista Morris Swadesh tecnificó en un método que se conoce como: glotocronología, como la comparación del cálculo de la separación temporal o divergencia entre dos lenguas emparentadas. La generalidad a la que referiré solamente será la división entre dos tipos de variantes de un mismo lenguaje: el náhuatl conocido como clásico, y el contemporáneo, no abarcando las particularidades regionales. Existen cuatro características principales que diferencian una lengua de otra, siendo el náhuatl contemporáneo el que conlleva un proceso de colonización castellanizado que varía en tanto que es una modificación y adaptación del clásico; estas cuatro características que definen a su vez las principales propiedades son: Disfrasismos, paralelismos, el uso de reverenciales y la fonética.

Los primeros dos se definen como descripciones gramaticales que constituyen una unidad metafórica, es decir, palabras que por separado o literalmente tienen un significado concreto, pero que al unirlas adquieren otro; por ejemplo y para ir adentrándose un poco a ciertos significados que tomamos por hecho, pero que abarcan una comprensión más profunda:

“Quetzalcoatl” se divide en dos palabras que por separado significan: “Quetzalli” que es “Pluma de quetzal” y “Coatl” que es “Serpiente”; en conjunto la palabra quiere decir, y es como comúnmente lo conocemos: “Serpiente emplumada”, pero en realidad esto representa un paralelismo más complejo que la mera unión de estas dos palabras y es el de la cosmovisión náhuatl que se refleja en la lengua; por ello, el significado representa: “Quetzalli” como metáfora de “Precioso” y “Coatl” como metáfora de “Gemelo”; rompiendo con el esquema educativo y popular que se conoce, el término quiere decir: “Gemelo precioso”. Tomando en consideración que en la cultura náhuatl cada ser contiene una carga conocida como nahual y tonal, esto cobra sentido; el nahual representa la parte de oscuridad, por así decirlo, que en el término Quetzalcoatl, como “deidad”, se representa en Xolotl y, astronómicamente, es el lucero de la noche; el tonal es la contraparte que se representa como Tlahuizcalpantecuhtli, que es el lucero de la mañana; ambos son uno y se interpretan como un ciclo de vida, siendo el opuesto Mictlantecuhtli, que es la muerte. Como otra consideración, aunque existen en los basamentos piramidales figuras que representan una serpiente emplumada, en realidad no hay una certeza firme de que sea Quetzalcoatl; incluso se puede notar en los códices que su representación no tiene una relación con esta figura. Pero esto sólo es una metáfora en una sola palabra que dividida etimológicamente da a entender un paralelismo. 

Algunas variaciones más comunes en el disfrasismo, por ejemplo, es el de palabras compuestas que dan una tercera significación: “In xochitl, in cuicatl”, que significa literalmente: “La flor y el canto”, pero que en realidad se interpreta como: “Poesía”, que en los códices se puede observar como una flor y una figura en forma de globo que da la idea de una conversación y esto es lo que se interpreta al evocar estas palabras. 
Ernesto Cardenal dirá que la importancia de la poesía para los nahuas es paralela a la filosofía para los griegos, es algo así como una expresión literaria directamente relacionada con Ometeotl, “Dios dual” o “Energía dual” que es la pareja suprema, el que se crea así mismo y por el que todo lo demás se concibe, así de importante fue “La flor y el canto” o mejor dicho, la poesía, para ellos.

La tercera característica por el que el náhuatl clásico se diferencia del contemporáneo es el uso de reverenciales, es decir, un agregado de vocablos que tienen como función demostrar respeto o cariño hacia ciertas personas u objetos; una singularidad del náhuatl es su profundo respeto al dirigirse a los demás, tanto que en algunas comunidades en la actualidad, se le considera de “mala educación” dirigirse alguien sin esta característica, que podría decirse es el “usted” en nuestra lengua con el que uno se refiere a los demás. 
El reverencial se representa en la escritura con los términos: “tzin” que es el agregado que se realiza a los sustantivos; estos pueden variar entre singular que se puede escribir como: “tzin” o “tzintli” y plurales, que se pueden escribir como: “tzitzin” o “tzinzintin”, el cómo se escoge uno u otro depende de la fonética, que es la cuarta característica y es la que embellece el habla al oído, al fin y al cabo, náhuatl significa: “Aquello armonioso” y que como dato curioso, es en Texcoco  donde se dice se encuentra el náhuatl “más puro”. Esta fonética intenta embellecer las palabras y no concibe reglas gramaticales como tal, sino dependiendo del cómo suena se utilizan ciertas características lingüísticas, salvo excepciones.

Un ejemplo del uso de reverenciales se da en, primero, la demostración de respeto y/o cariño que podría ejemplificarse en la palabra: “Nocoltzin”, posesivo singular que quiere decir: “Mi abuelito”, entendiendo esta división en: “No” que es posesivo en primera persona que significa: “Mi”, “colli” que significa: “abuelo” y que por regla gramatical se elimina el término “li” para quedar como “col”; hasta ahí la palabra se interpreta como: “Mi abuelo” pero la particularidad del respeto y/o cariño desaparece, pues no lo tiene al no usar reverencia, por ello es que se le agrega el término: “tzin” después de “col”, para que en conjunto signifique: “Mi abuelito”. No implicando que “abuelito” sea diminutivo, como si se refiriera a un abuelo pequeño, sino como forma similar a cuando uno habla con cariño sobre alguien o algo y lo minimiza para darle ese empleo. El segundo caso se da, precisamente, en el uso de diminutivos, pero ello tiene otras reglas gramaticales que, claro, incluye el “tzin” sin variabilidad, pero que de forma general podría abarcar otro tema que llevaría a alargar el de por sí ya largo texto, ya que habría que entender las otras reglas para esta característica.

Para concluir, la compresión del lenguaje es uno de los factores principales para el entendimiento de una cultura, quizás no haya una forma más abarcativa que la del conocimiento de una lengua para poder abrir esa ventana a una cosmovisión distinta, a una comprensión del mundo que se podría explicar en que, como dijo el profesor Antonio Flores parafraseando a Miguel León Portilla (en un escrito en homenaje a Carlos Montemayor), en alguna clase sobre la muerte de un lenguaje: cuando muere una lengua se cierra una puerta del mundo, una mirada distinta, entonces, la muerte de una lengua se convierte en un acontecimiento trágico. Así es la gravedad del asunto.

Si bien, entrando en debate con algunas personas que han estudiado la lengua náhuatl, algunas palabras o significados se pueden interpretar de ciertas formas, aunque no hay un distanciamiento amplio, si puede generar alguna variabilidad que es preciso debatirla, con ello referiré a que lo postulado aquí es debido al estudio básico de la lengua al que he accedido y que no es una afirmación que intente imponer, quizás diversificada por un regionalismo que varía las interpretaciones como referí en un comienzo, pero tomada en este humilde escrito como una generalidad; alguno podrá corregirme en cuanto algunos aspectos y será grato recibir sus comentarios.

Por otra parte, las diferencias entre el náhuatl clásico y contemporáneo, son un claro ejemplo de un proceso de conquista que no sólo abarca aspectos materiales, sino algo todavía más complejo como lo es una lengua, que es la representación de una realidad; si bien, la castellanización se propagó ampliamente como un ejemplo claro de colonialidad, el hecho de que la misma lengua vernácula tenga esta división es todavía más interesante, debido a que estamos ante un proceso mucho más complejo que el que se percibe a la primera impresión; tal es el caso del sincretismo ideológico y religioso que persiste con firmeza en la mayoría de las poblaciones indígenas.

Ahora bien, esto es sólo un ligero y muy superfluo adentramiento a la amplitud y complejidad del náhuatl, algo que se puede notar en las páginas de la historia y en su estudio lingüístico; no es extraño que personajes como el franciscano Gerónimo de Mendietan en el Siglo XVI, la hayan calificado como equiparable al latín; que si bien en la actualidad no es un comentario trascendental, de acuerdo al entorno social e ideológico de aquella época, es mucho decir.

sábado, 5 de octubre de 2013

EZLN: De San Andrés y el olvido

Por: David Álvarez Vázquez


“Con viejo dolor y muerte nueva, nuestro corazón les habla para que su corazón de ustedes escuche” declaró el Subcomandante Marcos en un comunicado del 12 de marzo de 1995: “Estaba nuestro dolor estando, doliendo estaba”. El EZLN (Ejército Zapatista de Liberación Nacional), ese movimiento que en enero de 1994 mostró su rostro, fue todo eso; fue también, el germen antisistémico de los años noventa que volteó las miradas hacia ese pequeño cacho de tierra  al sureste mexicano. “¿Escucharon? Es el sonido de su mundo derrumbándose. Es el nuestro resurgiendo”,  se declaró un 21 de diciembre del 2012, 18 años después. A través de los años las mantas negras y rojas han perdido notoriedad mediática; la influencia del símbolo del pasamontañas no es más que un sinónimo de “desorden” y “caos” o en su defecto,  de burla para quienes no comprenden. La historia extraordinaria, bella, bizarra, terrible, colorida pero a la vez gris del EZLN y sus orígenes y saberes indígenas, se ha convertido en un relato que se oye a lo lejos, sobre algo que pasó en algún lugar de Chiapas, “…de cuyo nombre no quiero acordarme”. Pero a la vez existe y se abre paso dentro de las brechas del capitalismo, que si bien fue absorbido con esa implacabilidad que la mercadotecnia ofrece, las exigencias siguen siendo las mismas. Se trata de observar al pasado, y sobre todo, observar hacia el interior del movimiento. La gente ha olvidado que existen, pero el panorama que surge es que el anhelado mundo nuevo está emergiendo en sus propios espacios; ya no es la planeación de un propósito, sino una realidad. 

En Latinoamérica, se encuentran tres corrientes político-sociales de gran importancia nacidas en esta región: Las comunidades vinculadas a la teología de la liberación, el guevarismo y su militancia revolucionaria y las comunidades indígenas. El EZLN, no siendo el primer movimiento indígena, viene a darse a notar en un contexto mundial en el que el ingreso del TLC (Tratado de Libre Comercio) a México, simbolizó la culminación de la globalización; parte necesaria del capitalismo que obedece a una lógica económica que parece ajena a las necesidades sociales. La preocupación de la oferta/demanda rebasó las proclamas emitidas por este movimiento, proclamas, que se traducen en un documento emitido el 16 de febrero de 1996 y que representan las bases en las que se sustentaría dicho movimiento: Los Acuerdos de San Andrés. 

Los acuerdos de San Andrés, firmados en el municipio de San Andrés, Chiapas, son pactos y propuestas enlazadas con el gobierno federal y el EZLN para la garantía de una nueva correspondencia entre los pueblos indígenas, la sociedad civil y el Estado. Estos acuerdos se traducirían en Reformas Constitucionales que permitirían el reconocimiento dentro del plan nacional a los pueblos indígenas, cuyo factor principal sería el de la autodeterminación y la autonomía, entendida como el respeto a los planteamientos y diversidades de los pueblos. Los acuerdos, que han sido ignorados, no son ajenos a las reglamentaciones que organizaciones como la ONU (Organización de las Naciones Unidas) tienen en sus estatutos. La Carta de las Naciones Unidas constituye en su artículo primero, fracción dos: “Fomentar entre las naciones relaciones de amistad basadas en el respeto al principio de la igualdad de derechos y al de la libre determinación de los pueblos, y tomar otras medidas adecuadas para fortalecer la paz universal”. Primero, se busca una liberación, la del indígena, que comenzaría por reconocerlo como sujeto y no sólo como una muestra de cultura extinta para exponer y convertirla así, en una mercancía. Segundo, la autodeterminación, reconociendo la diversidad de cada pueblo y la posibilidad de edificarse así mismo, sin intromisión de instituciones gubernamentales. No es de extrañar que estos acuerdos hayan replanteado los llamados, Estados-nación, expuestos por la Ilustración como ese rompimiento de universalidad por una intercuturalidad que conjugue y comprenda esos "otros mundos" que están y persisten. Así mismo, han marcado un hito, en cuestión indígena, de los movimientos actuales que, si bien han sido un proceso de años, décadas y siglos, se concretan hasta la fecha de 1996 con los tratados; países como Ecuador, Colombia y Bolivia han sido sujetos de ello; este último cambiando su nombre en el año 2009 por Estado Plurinacional de Bolivia, como resultado de una transformación que, podría decirse, arrastra sus raíces en los Tratados de San Andrés.

Como todo problema social complejo, el movimiento zapatista plantea cuestionamientos que los científicos sociales y analistas críticos deben realizar. La pérdida de interés mediático ha generado un olvido, cual condena de una sociedad que le parece ajena toda lucha donde no se vean involucrados sus intereses. Como dijo alguna vez Gabriel García Márquez: la muerte no llega con la vejez, sino con el olvido
Los movimientos sociales como el EZLN no deben quedar desprendidos de una realidad mexicana constante, el hecho de que su mención en los medios de comunicación haya mermado, no implica que dejen de existir. Voltear a otro lado no quita el problema, pero si algo se ha aprendido es que el olvido es un arma peligrosa y que ello puede llevar a la indiferencia de las necesidades del otro, ese otro que piensa y siente distinto pero que comparte rasgos comunes que nos permite hermanarnos pese a la diferencia de nuestras condiciones. Los acuerdos de San Andrés, las Juntas de Buen Gobierno, la declaración de la Selva Lacandona, son muestras de una lucha constante; segregados y representados como piezas de museo, nos dan una lección de unidad, fraternidad y resistencia que el pensamiento del “yo” ha venido borrando.



jueves, 12 de septiembre de 2013

Presentamos ahora nuestro Blog somos: Otras voces

En estos tiempos donde los medios de comunicación se ven obligados a administrar la información, buscamos una manera de tomar en cuenta la Opinión Pública.